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Las Majadas de Pirque

Cuando se piensa en Pirque vienen a la mente muchas cosas, como sus viñas, naturaleza, aire puro, caballos, gastronomía y también el imponente Palacio de Las Majadas. Una colosal estructura de grandes proporciones y características únicas dignas de la arquitectura del viejo continente.

En este artículo se relata la historia de los inicios de la comuna y la creación del Palacio, además de dar a conocer como llegó a ser el polo turístico y gastronómico que es hoy en día, centro de reuniones y de eventos tan importantes como La Vendimia.

Los inicios de Pirque se remontan al período precolombino cuando habitaban la zona nativos Picunches. A mediados del siglo XVI el valle se dividía entre la merced de Don Alonso de Córdova y la encomienda de Don Rodrigo de Quiroga, esposo de doña Inés de Suárez. A la muerte de este matrimonio, Don Alonso adquirió la encomienda al cacique Sebastián y todo Pirque pasó a llamarse El Principal de Córdoba. En 1620 la viuda de Córdova, Victoria Urbina vende la propiedad y desde esa fecha ésta cambia numerosas veces de dueños.

Esto lleva a Pirque hacia una lenta decadencia hasta que el año 1764 año la adquiere Don José de Gana, que reconstruye las instalaciones de Pirque. Don José muere en 1786 y heredan sus hijos Gana Darrigrandi. Los descendientes de éstos, en 1830, venden a Don Ramón Subercaseaux Mercado. Ramón Subercaseaux, de poco más de 40 años cuando adquiere la propiedad, era un exitoso empresario minero, quien construyó en Pirque la obra más importante de la época: excavar el Canal de Pirque que conduce hasta hoy las aguas que toma desde el río Maipo y las distribuye por el valle. Gracias a esta gran obra y a otros adelantos, Pirque era en 1854, la tercera propiedad más rica de la provincia de Santiago. Ramón Subercaseaux Mercado murió en 1859 y en 1864 se dividió la hacienda de Pirque en seis hijuelas entre sus hijos y su señora: Magdalena Vicuña quien heredó Santa Rita, Manuela quien se quedó con La Isla, su hijo Antonio con El Cruceral, doña Emiliana con El Llano, Carmela con San Juan y su hijo menor Francisco heredó Las Majadas, cuando tenía sólo 21 años.

Francisco, joven y brillante empresario, viajero incansable, solía venir a Pirque a la casa de su madre y a visitar a su arrendatario, Manuel Jesús Carvajal, que cultivaba las famosas empastadas de Las Majadas. Quiso tener una casa en su hijuela y mucho antes, hizo plantar un parque en un suave faldeo al pie del canal que había hecho su padre. Muchos años más tarde construyó una pequeña pero elegante casa colonial en medio de los árboles ya crecidos. En uno de sus viajes, sus hijos, los Subercaseaux Browne, 

 

quisieron sorprenderlo y encargaron en 1905 al arquitecto Alberto Cruz Montt una nueva casa para Las Majadas, construida sobre parte de la antigua construcción. El parque se encomendó al paisajista Guillermo Renner, que lo rediseñó aprovechando los árboles existentes y plantando numerosas otras especies exóticas, siguiendo la tradición de la época.

En 1907 a raíz de la crisis del salitre Francisco Subercaseaux se vio en la necesidad de vender muchas de sus propiedades para pagar deudas, pero conservó Las Majadas, que a su muerte heredó a su mujer. La propiedad se mantuvo en la familia hasta que en 1928 se vendió a Don Julio Nieto, exitoso agricultor del valle de Aconcagua. A su muerte, heredó su único hijo José Julio Nieto Espínola, quien asumió y potenció un fuerte trabajo agrícola en el ahora llamado fundo Las Majadas. Don José Julio junto a su esposa, Elvira Varas Montt, hicieron de Las Majadas su hogar. Aquí crecieron sus hijos: Hortensia, Isabel, Luz, Elvira, Julio y Antonio, que vieron que el trabajo del campo y la vida familiar con sus primos se mezclaba con recepciones sociales como la fiesta para celebrar el traspaso de mando del presidente Don Gabriel González Videla, o para recibir al vicepresidente de Estados Unidos, Mr. Wallace o al Príncipe Bernardo de Holanda. Memorables fueron también las misiones realizadas en su capilla con los Padres Capuchinos donde cada verano congregaban a cientos de personas.

Luego de la muerte de Don José Julio Nieto en 1972, se dividió la propiedad entre sus hijos y la casa quedó en manos de Doña Elvira Varas, que cada verano reunió en Las Majadas a su familia. Cuando en 1987 murió doña Elvira Varas de Nieto, sus descendientes debieron hacerse cargo de la propiedad. Ellos abrieron el parque a la comunidad para realizar los exitosos y esperados conciertos de la Fundación Rosita Renard y a la vez desarrollaron un proyecto inmobiliario que atrajo nuevos vecinos alrededor del corazón del Parque.

Es el año 2006 cuando un joven empresario argentino, Wenceslao Casares, conoce el parque con la casa y se enamora de él y lo adquiere para hacerlo su hogar. Los negocios llevaron a Wenceslao a radicarse finalmente en Palo Alto, California, y Las Majadas se mantuvo en busca de un destino noble. El año 2010, Wenceslao y su amigo Pablo Bosch, empresario chileno, se asociaron para hacer de Las Majadas el primer lugar en Latinoamérica para desarrollar puentes entre personas diversas con objetivos comunes, puentes entre personas basados en confianza y reciprocidad, una verdadera fábrica de redes humanas, lo que el filósofo Francis Fukuyama define como capital social.

Hoy en día se puede conocer sus alrededores, donde hay un restarurant, un hotel y también es posible realizar eventos en uno de los puntos más importantes y patrimoniales de Pirque.

Periodista: Catalina Avendaño.